jueves, 22 de junio de 2017

Tres años ya...

Tres años de entrega. Tres años de sumisión, o más bien dicho, tres años desde que descubrí mi esclavitud.
La entrega a un Amo no es la misma que a un Dominante. Hay límites, claro. Pero son los intrínsecos en la naturaleza personal fruto de un pasado, de una educación, etcétera. Pero la esclava desea superarlos, desea ser libre de ellos, porque desea vivir todo aquello que la Vida le brinda mientra va acompañada de su Amo.

No diré que han sido tres años de felicidad absoluta. No. Porque mentiría. Trabajos duros por ambas partes, confirmando mi lema de "nadie dijo que fuera fácil, sino que merecería la pena". Y a mí me merece la pena. Me merece la pena lo mucho que estoy aprendiendo de mí misma, de la vida, de Él.
Cada día me despierto con una idea más clara: sólo sé que no sé nada. Pero cada día lo tengo más claro: cada día soy más fuerte, cada día soy más suya.

Siempre lo tuve claro. Nadie me hizo tambalear. Quizá fue mi propia experiencia de vida la que me hizo llegar a este lugar ya siendo fuerte. Siempre fui una persona analítica con mi propia vida y ahora tiene todo sentido. Nunca tuve miedo de mis fantasmas, de mi lado "oscuro". Sólo sé que parte de la primera mitad de mi vida la pasé en la más absoluta soledad, e incluso, al aislamiento.

Ahora ya no toca eso. Ahora debo aprender a comunicarme desde lo más profundo, ahora debo aprender a dar las gracias, ahora debo aprender a recibir regalos sin sentirme en deuda, ahora debo aprender a recibir por lo que doy, por lo que SOY.

¿Y qué soy? Una esclava marcada por un Amo al que adoro, al que me postro cada día y al que le doy las Gracias más sinceras por aceptarme y pertenecerle.

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