lunes, 31 de marzo de 2014

Conversaciones y revelaciones...




Tremenda conversación la de hoy mantenida con un Dominante. Y digo Dominante (con mayúsculas), porque me ha transmitido, ante cualquier otra cosa, una dignidad a su rol, que al lo largo de estos casi 18 meses, a penas he logrado oír decir otros que se creen semejantes a él.

Y ya no hablo de lo que significa la sumisa y su entrega para las personas dominantes, que de eso estamos muy cansadas de oír; estoy hablando de como se siente un Dominante en su papel como tal.

Nunca he deseado a un Dominante "perfecto" (pues me provocan desconfianza) y que alardee de gran experiencia o seguridad, sino un Dominante humano, capaz de asumir sus errores ante él y ante mi, con grandes dosis de HUMILDAD, aceptando que en ocasiones se siente inseguro aunque no me lo muestre exageradamente o con detalles como yo lo haría, pues es aprendiz en determinados momentos del camino lo que me demuestra la avidez de continuar aprendiendo...
Todo ello, no hace que vea a un Dominante menos Dominante, sino todo lo contrario. Hace que vea a un Dominante de valor lícito a la hora de guiar.
No es la primera vez que me ocurre, pues con el último Dominante con el que estuve, la cosa fue por esos derroteros (los que leíais el anterior blog, lo sabéis), pero dados los últimos acontecimientos ocurridos en mi vida, me resultaba difícil creer que lo que había oído y sentido, era real.

Esta frase que me ha dicho: "Pero, posiblemente, lo que él ofrece, nunca igualará las ansias de conocimiento y de aprendizaje de la sumisa" ha resonado muy dentro de mi, porque una de las cosas por las que me culpaba por mi último fracaso es por ésa avidez, ésas ansias de aprender que siempre me persiguen.


jueves, 27 de marzo de 2014

Reconociendo sensaciones

Reconozco que soy puro fuego. Y no me refiero al plano sexual.

En la mayoría de las ocasiones, son mis propias emociones las que me desbordan, me queman, seguramente provocado por una hiperactividad mental, junto con una educación muy escasa en cuanto a la contención ese sentido.
En mi familia (llena de dominantes desbocados), el control emocional ha sido la gran asignatura pendiente, sobretodo en cuanto a nuestros progenitores, por lo que alguno de sus vástagos (léase mi caso), nos las estamos viendo y deseando para no caer en sus mismos errores o, inclusive, para deshacernos de sus patrones de conducta.
Cuando pierdo el control de mis emociones, se despiertan todas las alarmas, dejando la vía abierta a que el nerviosismo y la ansiedad se apodere, y la lucha para recuperar el control me deja completamente agotada, en la mayoría de las ocasiones.

Pero todo ello cambia radicalmente cuando me centro en mi naturaleza y sentimiento de sumisión. Se levantan los diques que que controlan el cauce de las emociones, es el agua que mesura que el fuego no queme mi bosque interno. Es en ese momento donde me reconozco en el centro, mi mirada se torna baja, sin alteraciones, mi tono de voz se modula, la respiración se torna relajada, mi voluntad de control desaparece sintiéndome en el fluir de las circunstancias. Dejo de sentir la necesidad de demostrar, pues simplemente SOY, ni de argumentar, pues el lienzo de los actos hablan por sí solos. Es en ese instante donde observo los hechos, al Dominante, siendo muy consciente de cual es mi lugar.
Es en ese instante donde me siento en casa.



domingo, 23 de marzo de 2014

Adiós fu.... Pero gracias.

Inevitable fin de semana de reunión familiar.

Después de un tiempo sin contacto alguno del que considero fue mi Dominante durante más de 13 años, miras atrás, y ves todo el camino recorrido hasta este momento.

A veces es bueno decir adiós a las personas, pero haciendo una profunda reflexión posterior a cerca de todo lo que has vivido y aprendido.

Liberación de una situación que se había convertido en algo parecido a una prisión. Una liberación que hizo reconocer mi condición de sumisa y entender que debía colocarla en el lugar lícito que le correspondía. Y, por supuesto, no debía ser a ningún miembro de mi familia, excepto en momentos puntuales.

Esta canción de Adele reflejó el momento en el que desaparecía de mi vida, para emprender la suya propia.

Hoy, un año y medio después de la despedida, la he vuelto a escuchar, y continúa despertando la determinación de haberle dicho "Adiós" con la cabeza bien alta.

Y lo tengo claro: deseo caminar, experimentar, aprender, crecer sin límites, cayéndome y volviéndome a levantar, entregarme, vivir el sentimiento que siento hoy, aquí y ahora...
Pero solamente con la persona cómplice y lícita a mis ojos...


jueves, 6 de marzo de 2014

Mi sumisión

En un sentir de mí misma.
Es la respuesta a la inmensa mayoría de las preguntas que me hicieron caer en una depresión profunda a los 30 años, y de la que me costó más de dos en salir.
Es saber que ya no estás sola, pues tu sentimiento frente a un carácter dominante con el que te quieres relacionar, y al que debo valorar como lícito, no es ni extraño, ni estás mal de la cabeza, ni es educacional. En todo caso, es vocacional.
Es comprender tu "masoquismo emocional" y aceptarlo, deseando que pase a otro nivel para que deje de mermarte por dentro, transmutarlo y poder disfrutarlo al plano físico de la mano de un buen flogger, látigo, cera, inmovilizaciones, etc, el cual no le tienes miedo, lo sabes liberador y excitante.
Es dar el paso a abrirte ante la posibilidad de recibir en la medida en la que das, pues se valora como un tesoro tu entrega, al fin.
Es comprender los errores de tu pasado, y aceptar que no estabas ubicada en el sitio correcto, y perdonarte, pudiendo perdonar así a los que siente que te hirieron.
Es saber que no estás estancada y que tu vida plena es ahora cuando empieza, sobretodo cuando Él aparezca, y me moldee, me eduque, me posea y me sienta para sacar lo mejor de mi.
Es observar, con ilusión, que un nuevo camino de autoconocimiento se abre ante mí.
Es comprender que ahora gozaré de mi sexualidad, pues al fin comprendo el vacío que sentía hasta que acepté mi sentir. Para mí, el sexo es mucho más. Es una forma de comunicación, de fusión y metamorfosis. No es mera necesidad fisiológica.
Es aceptar que deseo mi compañero en el camino, mi cómplice, mi amante, mi mejor amigo, mi compañero de juegos, pues del mejor modo que aprendo es jugando y disfrutando con ello.

Porque también un juego (por supuesto), pero un juego que solamente practico con el que siento que me protege, me cuida y me valora.

Y dicho esto, nadie, por mucha experiencia en dominación que tenga, me podrá arrebatar este sentir intentando humillarme o hacerme creer lo contrario, valorando (a su criterio, como si éste fuera la de un Dios), mi "escasa" experiencia en el BDSM, olvidándose de una cosa: sí que la tengo en la VIDA.

Una vez zanjado este post a cerca de mi sentimiento, continúo con mi aprendizaje en cuanto a formas, ciertos comportamiento y protocolos...


lunes, 3 de marzo de 2014

Ruptura: Una opinión

Hoy toca un tema peliagudo. Al menos para mí.
Y quiero que conste que lo expuesto a continuación es una opinión completamente subjetiva.

No se puede mantener la amistad mientras a la sumisa se le esté despertando el sentimiento de sumisión frente al Dominante que la ha sometido o que desea ser sometida por él, siempre que la historia haya tocado a su fin de un modo unilateral y/o una de las partes (o ambas) no esté "serena y tranquila".

Y el porqué es muy sencillo:

Ella inicialmente se entrega por una confianza, una complicidad, y una atracción trabajada y bien cocida por una amistad previa. El sentimiento de sumisión, a niveles muy profundos, y el de amistad se acaban fusionando (que no confundiendo). La explicación es muy sencilla: el Dominante acaba siendo el mejor amigo de la parte sumisa, ya que conoce todos sus anhelos, sus sueños, sus miedos, sus fracasos y sus victorias. Éste le inspira calma y tranquilidad para ser quién ella realmente es. Ella es al 100% su ser más real.

También se puede confundir la entrega con Amor, ¿y lo es?.
Evidentemente que la entrega en sí es un acto de amor, pero no de un amor romántico y pernicioso al que estamos acostumbrados a leer en las novelas románticas, y que han hecho caer en un caos a más de uno/a (reconozco perfectamente haberlo vivido, y es terriblemente angustioso).
Es un gran acto de generosidad, de cariño profundo, de admiración y respeto hacia el Dominante.
El Amor, en el BDSM (lo que se dice "estar enamorado"), creo que es mucho más. Es un progreso de los sentimientos iniciales y elevados estatus no conocidos (por mí, claro). ¿Quizá sea la relación Amo/esclava? Espero poderlo contar más pronto que tarde...

Es por todo esto, que mientras una de las dos partes sienta que su rol se despierta ante la presencia del otro, la amistad creo que no es una vía muy recomendable. ¿Por qué? Muy sencillo: hay que hacer un luto, romper con la historia y los recuerdos (tactos, emociones, confesiones, intensidades), concienciarse de que no va a ser posible ahondar más y llegar a una relación D/s, asimilarlo y seguir adelante, hasta encontrar una nueva motivación.

Quizá lo pueda llegar a volver a ser (amistad), pero durante el período de luto (y, creo, hasta una nueva ilusión) es, si no imposible, sí muy difícil, pues el sentir es el que está en juego.
¿Puede continuar habiendo comunicación? Siempre que denote una frialdad y una distancia muy considerable, puede. Eso dependerá de cada uno y de como se siente.

Y dolerá, y sentirás como casi te desmontas por dentro, pero deja que te invada, llora, coge aire y distancia para poder verlo todo mucho mejor, con más calma y serenidad...

Y los malos momentos, debemos aligerarlos un poco aunque sean con estos pequeños detalles:




sábado, 1 de marzo de 2014

Sin etiqueta





La conclusión a la que he llegado en el post anterior tiene su otra cara. Y es esta:

Pasan las horas, y después del "subidón" por la decisión que has tomado, empiezan a salir a flote todos los sentimientos de los que vas a tener que aprender.

Sobretodo el de la aceptación. Debes aceptar que ninguna de ambas partes lo pudo hacer mejor. Debes aceptar que no lo supiste hacer mejor. También se debe aceptar que lo tenías que intentar con todas tus fuerzas y medios, pues eres así. Por todo ello, ha sido una victoria, en el fondo.

Echarás de menos su voz, su tacto, su presencia en ámbitos de tu vida y casi desde el primer minuto. Pero se debe ser firme. Por tu bien y por su bien.

Cuando te das cuenta de que lo que has sentido se escapa a la razón (y no soportas ponerle etiqueta, so pena de caer en el absurdo romanticismo que ya sabes que no te dirigirá a ninguna meta provechosa), ves que le deseas, de todo corazón, lo mejor.
Y lo sientes tan profundo que poco te importa si te creen, si te han creído o si te creerán. Porque lo expresaste y lo demostraste, hasta que pudiste.

Deseas que su camino de aprendizaje sea bueno y provechoso.
Deseas que la vida no sea cruel con él.
Deseas que le amen sin condiciones y le acepten como es.
Deseas que le cuiden y le den cobijo en sus momentos malos.
Deseas que le acaricien cuando lo necesite.

Y todo esto lo deseas porque nunca has anhelado poseerlo, sino que te poseyera.

Las sumisas también tenemos sentimientos sanos.

No somos faros

Recuerdo la primera ruptura con el primer Dominante con el que tuve un "algo". Duró a penas unos meses y mi reacción fue inmediata y de huida hacia adelante.
Locamente buscaba salidas, entraba a chats y me tiraba largas horas, con tal de reafirmarme y remontar rápido.
Alguna historia más tuve después y reaccioné igual, porque todo el mundo te recomienda hacer "borrón y cuenta nueva", y yo como novata, caía.
Pero llega un momento en que decides frenar. Decides analizar la última aventura has tenido.
En todas las que vivimos, tenemos nuestra parte de responsabilidad, aunque seamos sumisas.
Se le debe devolver su parte si te la ha traspasado (seguramente sin querer, o quizá no), y analizar profundamente la tuya.
Se debe ser firme, muy firme. Nunca se debe ceder en cuanto a los deseos que se poseen.
Una no puede bajar nunca, y bajo ningún concepto (o casi ninguno), la guardia respecto a eso. Por mucho que nos atraiga ese Dominante o nos despierte el sentimiento de sumisión.
Las consecuencias pueden ser terribles y perderse una misma, con tal de adaptarse a una situación, a la persona, y que terminará como la mejor novela romántica estilo Madamme Bovary.
Por muy fuerte que te sientas, por mucho que tus ojos lo vean de un claro casi cristalino, pues crees firmemente que los actos han hablado por sí solos, NO CEDAS.
Sé TÚ y abandona el barco, pues éste no va a un rumbo fijo, y tú sabes donde vas.
Todo ello te puede hacer caer en la tentación de ser el faro, donde el barco se fije y retome su rumbo.
Pero no es nuestra función, pues somos sumisas. Y el otro lo puede interpretar todo esto como artes de manipulación, y más si está completamente "cegado" por las razones que sea. Y puede no estar errado, por mucho que nuestras intenciones estén tremendamente alejadas de ello.
Evitad cualquier circunstancias iniciales en la que el Dom se declare inseguro a cerca de su rumbo, objetivo o sentimientos. Por el bien de ambos pero, y sobretodo, por el bien de una misma.
Sano (física y mentalmente), seguro y consensuado. Primera y única regla a cumplir, sobretodo para y con una misma.
Y si lo tienes que aprender y caer, que sepas que no estás sola mientras lloras, reflexionas y descansas.
Ps: Yo en mi próximo tatoo, seguro que las siglas SSC, caen. ;-)