miércoles, 3 de septiembre de 2014

Sentencia

¿Qué es el deseo? ¿Egoísmo? ¿Muestra de entrega?
¿Y de quién eres esclava? ¿Del deseo? ¿Del Amo? ¿De ambos?
¿Dependencia? ¿Entrega? ¿Dependencia y entrega?

"Oooooorden en la sala!!!! Pum! Pum!
Me retiro a dictar veredicto y sentencia."

Salto del abismo en el que estaba acomodada. Me callo. El juez del Tribunal superior de Justícia psico-emocional de mi Casa está deliberando.
Pasan días. Intento averiguar por sentido común qué puede estar maquinando el juez. Pero no hay manera. Abandono. No soy juez. Espero... Pero mi cabeza siempre en marcha. Pasa una mosca. Me la quedo mirando. Me fijo en sus alas y de repente me viene un razonamiento a la cabeza:

La teoría está clara: Primero de todo es el deseo de mi Amo y luego (y si encarta) el mío. ¿Entonces porqué hace días que a momentos siento mucho mi deseo y mi necesidad brutal de satisfacerlo? ¿Y siempre hablando de mí? Y lo más jodido es que me siento fatal por ello....
Pienso. Busco en los archivos del fondo del armario hasta que finalmente lo encuentro: "Manual para ser la perfecta esclava de tus deseos", Ed. Liebre de Abril de las primaveras románticas escaldadas.
Joder! Claro! Puñetero libro de la adolescencia. No sé porqué leñe aún lo guardo...
Enseguida saco del bolso mi Biblia: "Ser libremente esclava". Ed. Se vive HOY.
Comparo los libros y encuentro la frase lapidaria en mi Biblia: "Si el deseo (que no las fantasías) lo imaginas, le das forma y lo esculpes tú, acabarás siendo esclava de él". Touché! Pero la siguiente aún me da más en el cogote: "Si lo guardas sin forma exacta, lo centras y lo educas (te recuerdo que el trabajo te corresponde a tí hacerlo), será la fuerza que te ayudará...", ¿a qué? "... a que tu entrega sea total, sincera y real...". ¿Eing? "..., porque no serás más esclava que de tu Amo y SUS deseos, siendo este tu único deseo REAL pudiendo ser así completamente libre." ¡Anda la Virgen Santa del Sagrado Prepucio Bendito! ¡Ahora lo entiendo todo!
Si me dejo llevar sólo por el deseo y le dejo campar a sus anchas (vamos en plan romanticón y ñoño) me convertiré en un ser completamente egoísta y angustiado, entregándome, sí vale, pero también esperando con la mano extendida y sintiéndome con el derecho de EXIGIR correspondencia, o sea entrega CONDICIONAL. Entoceeeees seré esclava de mis deseos y no de mi Amo!!! ¡¡¡Ja!!! Qué retorcidos eran los que leía en mi adolescencia. Estos autores modernos se nota que han viajado, han leído mucho y conocido más mundo...

Pero busco sobre la dependencia y la entrega y no encuentro mucha cosa más que una frase en la portada:
"No necesitamos a nadie para saber quienes somos, pero sí para vivir lo que somos."
Más claro agua: Dependemos a parcelas. Y poco tiene que ver con la entrega y la intensidad que yo pueda llegar a SENTIR hacia el Amo!!!. Buffff!!! Respiro tranquila.
Enciendo la hoguera, tiro el libro en él y al caer leo la dedicatoria: "De los queridos fantasmas, con todo el cariño del mundo". No puedo parar de reír...

De repente me avisan que el Juez ha dictado sentencia: Culpable. Condenada a vivir mi esclavitud masoquista como oveja negra y con un tratamiento intensivo para desengancharme de la MMEESS (la droga "masoquismo emocional sustantivo" que me tomo desde la infancia) teniendo que pasar el mono "a pelo".

YUPIIIIIIIIII!!!!!! Ehem....

miércoles, 30 de julio de 2014

Sub-space

Mucho se habla de ello, pero aquí expongo mi experiencia.
Cada sumisa (o sumiso) lo puede manifestar de diferente modo. Tiene que ver mucho con lo que esta persona lleve en su interior. En cierto modo me lo imaginaba como algo mísitico, como una especie de trance donde las flautas y los tambores sonaban cual ceremonia étnica. Pero la realidad ha sido muy distinta.
Mi sub-space se manifiesta con una resistencia a perder el control y de huida hacia adelante. Me imagino que estoy viviendo en un lugar paradisíaco y con una persona perfecta. Idealizo cada minuto de lo que mis ojos pueden ver, pero en mi interior siento una zozobra de magnitudes importantes.
Siento que necesito de cuidados y cariño extra, y si no me lo dan lo doy yo para así sentir la reciprocidad.
Hasta que despierto y me doy cuenta de mi exceso de "vainillismo" (que rechazo de manera sistemática), y empiezo a entrar en un bucle complejo. Es ahí donde creo que una sumisa necesita más de la figura del Dominante o Amo. Y el porqué es muy sencillo: la sumisa necesita de nuevo la referencia para ir volviendo poco a poco a la realidad.
En mi caso, necesito la firmeza de mi sádico que éste frene mi exceso de mimos. Necesito que de un modo paulatino, me vayan cogiendo de nuevo por los pies y me hagan aterrizar.
Es más, el Amo no debe involucrarse en el estadio de la sumisa, so pena de caer en una espiral que puede llevar a ambos a perder el norte de la relación.

Cuando demando, no es por capricho. Cuando demando es por necesidad.

Esto que cuento lo experimenté hace un mes, pero al no reconocerlo enseguida y no manifestárselo a mi Dominante, me costó Dios y ayuda recuperarme de ello. Hoy, recién llegada y en tan solo 24 horas después de aterrizar de mi visita, y tras una charla interesante con quién debía, finalmente me he percatado de ello: tengo una fuerte tendencia a sufrir los efectos del sub-space y si no lo acepto al momento por el terror a perder el control, a posteriori, en la soledad de mi vida, pago caras las consecuencias.

La próxima vez me dejaré llevar, no hablaré durante horas si es lo que necesito y él sabrá finalmente el porqué.

No escondais lo que sois, ni lo que vivís. El momento es el momento y lo que se vive en ese instante no se puede postergar, porque las consecuencias pueden ser peores.

Siempre aprendiendo, siempre evolucionando...


viernes, 4 de julio de 2014

Mercados

Desde hace unos meses que vivo mi sumisión de un modo distinto al que he llevado hasta ahora. En el camino vas avanzando, y te das cuenta de que esto no deja de ser un camino como las tarjetas de crédito, o sea "personal e intranferible".
Personalmente es el aspecto psicológico de mi sumisión el que más me interesa... Como evoluciono como ser humano, y mi blog es prueba de ello. O al menos, es lo que intento.
Porque la sumisión si se vive únicamente desde la emoción (obviando la parte práctica que se puede sacar de todo ello, es decir, el aprendizaje), es entrar en un camino de compleja salida, pues te pierdes, complicando excesivamente salir victorioso de ella.

Los detalles y emociones desbordantes, los dejo en los momentos que vivo, con quién los vivo, o en mis poesías.

A los largo de estos meses he visto cosas que me han hecho llegar a una conclusión: El camino más íntimo es el que se vive dentro, y el collar de sumisión que más luce, es el que se siente.
No hace falta más. El resto parece un culebrón al más puro estilo venezolano.
Yo misma caí en el error de vapulear a los cuatro vientos lo mal que estaba porque había tenido una mala experiencia, y el resultado final fue encontrarme con individuos que cual vampiros, se quisieron aprovechar de mi momento de debilidad para manipularme a su antojo.
El sentir no está a la venta, y no somos mercancías...

Señores, esto no es un mercado...

Debemos ir con mucho cuidado con lo que decimos, pero sobretodo, cómo lo decimos, pues el mensaje es tan importante como el tono. Y eso abarca todos los sentidos.
Debemos pensar muy, muy bien lo que vamos a decir, y cómo lo vamos a decir.

La vehemencia puede ayudar en los momentos de "defensa personal", para enseñar los dientes si hace falta, pero para el resto, paciencia...

Y si no, mejor disfrutar del silencio


lunes, 30 de junio de 2014

Aquí, de nuevo...

Mucho tiempo ha pasado desde la última vez que escribí.
El acoso recibido mermó mi voluntad de escribir, de mostrarme.
También vivir, conocer, y saber más a cerca de este mundo a todos los niveles, es una de las mejores formas de inspirarse.
He conocido a multitud de sumis@s, Dominantes, y muchas mentiras, lo que hace que valore más lo real que me rodea.
Y ahora toca de nuevo reflexionar. No reflexionaré sobre lo que fuera de mí he encontrado, pues las experiencias vividas han sido terriblemente frucíferas. Sí que reflexionaré sobre las conclusiones finales.

A los que hayan dejado de leerme, les digo adiós, y los que ahí siguen, les doy las gracias.

Hasta muy, muy pronto.

Mimishu.

lunes, 31 de marzo de 2014

Conversaciones y revelaciones...




Tremenda conversación la de hoy mantenida con un Dominante. Y digo Dominante (con mayúsculas), porque me ha transmitido, ante cualquier otra cosa, una dignidad a su rol, que al lo largo de estos casi 18 meses, a penas he logrado oír decir otros que se creen semejantes a él.

Y ya no hablo de lo que significa la sumisa y su entrega para las personas dominantes, que de eso estamos muy cansadas de oír; estoy hablando de como se siente un Dominante en su papel como tal.

Nunca he deseado a un Dominante "perfecto" (pues me provocan desconfianza) y que alardee de gran experiencia o seguridad, sino un Dominante humano, capaz de asumir sus errores ante él y ante mi, con grandes dosis de HUMILDAD, aceptando que en ocasiones se siente inseguro aunque no me lo muestre exageradamente o con detalles como yo lo haría, pues es aprendiz en determinados momentos del camino lo que me demuestra la avidez de continuar aprendiendo...
Todo ello, no hace que vea a un Dominante menos Dominante, sino todo lo contrario. Hace que vea a un Dominante de valor lícito a la hora de guiar.
No es la primera vez que me ocurre, pues con el último Dominante con el que estuve, la cosa fue por esos derroteros (los que leíais el anterior blog, lo sabéis), pero dados los últimos acontecimientos ocurridos en mi vida, me resultaba difícil creer que lo que había oído y sentido, era real.

Esta frase que me ha dicho: "Pero, posiblemente, lo que él ofrece, nunca igualará las ansias de conocimiento y de aprendizaje de la sumisa" ha resonado muy dentro de mi, porque una de las cosas por las que me culpaba por mi último fracaso es por ésa avidez, ésas ansias de aprender que siempre me persiguen.


jueves, 27 de marzo de 2014

Reconociendo sensaciones

Reconozco que soy puro fuego. Y no me refiero al plano sexual.

En la mayoría de las ocasiones, son mis propias emociones las que me desbordan, me queman, seguramente provocado por una hiperactividad mental, junto con una educación muy escasa en cuanto a la contención ese sentido.
En mi familia (llena de dominantes desbocados), el control emocional ha sido la gran asignatura pendiente, sobretodo en cuanto a nuestros progenitores, por lo que alguno de sus vástagos (léase mi caso), nos las estamos viendo y deseando para no caer en sus mismos errores o, inclusive, para deshacernos de sus patrones de conducta.
Cuando pierdo el control de mis emociones, se despiertan todas las alarmas, dejando la vía abierta a que el nerviosismo y la ansiedad se apodere, y la lucha para recuperar el control me deja completamente agotada, en la mayoría de las ocasiones.

Pero todo ello cambia radicalmente cuando me centro en mi naturaleza y sentimiento de sumisión. Se levantan los diques que que controlan el cauce de las emociones, es el agua que mesura que el fuego no queme mi bosque interno. Es en ese momento donde me reconozco en el centro, mi mirada se torna baja, sin alteraciones, mi tono de voz se modula, la respiración se torna relajada, mi voluntad de control desaparece sintiéndome en el fluir de las circunstancias. Dejo de sentir la necesidad de demostrar, pues simplemente SOY, ni de argumentar, pues el lienzo de los actos hablan por sí solos. Es en ese instante donde observo los hechos, al Dominante, siendo muy consciente de cual es mi lugar.
Es en ese instante donde me siento en casa.



domingo, 23 de marzo de 2014

Adiós fu.... Pero gracias.

Inevitable fin de semana de reunión familiar.

Después de un tiempo sin contacto alguno del que considero fue mi Dominante durante más de 13 años, miras atrás, y ves todo el camino recorrido hasta este momento.

A veces es bueno decir adiós a las personas, pero haciendo una profunda reflexión posterior a cerca de todo lo que has vivido y aprendido.

Liberación de una situación que se había convertido en algo parecido a una prisión. Una liberación que hizo reconocer mi condición de sumisa y entender que debía colocarla en el lugar lícito que le correspondía. Y, por supuesto, no debía ser a ningún miembro de mi familia, excepto en momentos puntuales.

Esta canción de Adele reflejó el momento en el que desaparecía de mi vida, para emprender la suya propia.

Hoy, un año y medio después de la despedida, la he vuelto a escuchar, y continúa despertando la determinación de haberle dicho "Adiós" con la cabeza bien alta.

Y lo tengo claro: deseo caminar, experimentar, aprender, crecer sin límites, cayéndome y volviéndome a levantar, entregarme, vivir el sentimiento que siento hoy, aquí y ahora...
Pero solamente con la persona cómplice y lícita a mis ojos...


jueves, 6 de marzo de 2014

Mi sumisión

En un sentir de mí misma.
Es la respuesta a la inmensa mayoría de las preguntas que me hicieron caer en una depresión profunda a los 30 años, y de la que me costó más de dos en salir.
Es saber que ya no estás sola, pues tu sentimiento frente a un carácter dominante con el que te quieres relacionar, y al que debo valorar como lícito, no es ni extraño, ni estás mal de la cabeza, ni es educacional. En todo caso, es vocacional.
Es comprender tu "masoquismo emocional" y aceptarlo, deseando que pase a otro nivel para que deje de mermarte por dentro, transmutarlo y poder disfrutarlo al plano físico de la mano de un buen flogger, látigo, cera, inmovilizaciones, etc, el cual no le tienes miedo, lo sabes liberador y excitante.
Es dar el paso a abrirte ante la posibilidad de recibir en la medida en la que das, pues se valora como un tesoro tu entrega, al fin.
Es comprender los errores de tu pasado, y aceptar que no estabas ubicada en el sitio correcto, y perdonarte, pudiendo perdonar así a los que siente que te hirieron.
Es saber que no estás estancada y que tu vida plena es ahora cuando empieza, sobretodo cuando Él aparezca, y me moldee, me eduque, me posea y me sienta para sacar lo mejor de mi.
Es observar, con ilusión, que un nuevo camino de autoconocimiento se abre ante mí.
Es comprender que ahora gozaré de mi sexualidad, pues al fin comprendo el vacío que sentía hasta que acepté mi sentir. Para mí, el sexo es mucho más. Es una forma de comunicación, de fusión y metamorfosis. No es mera necesidad fisiológica.
Es aceptar que deseo mi compañero en el camino, mi cómplice, mi amante, mi mejor amigo, mi compañero de juegos, pues del mejor modo que aprendo es jugando y disfrutando con ello.

Porque también un juego (por supuesto), pero un juego que solamente practico con el que siento que me protege, me cuida y me valora.

Y dicho esto, nadie, por mucha experiencia en dominación que tenga, me podrá arrebatar este sentir intentando humillarme o hacerme creer lo contrario, valorando (a su criterio, como si éste fuera la de un Dios), mi "escasa" experiencia en el BDSM, olvidándose de una cosa: sí que la tengo en la VIDA.

Una vez zanjado este post a cerca de mi sentimiento, continúo con mi aprendizaje en cuanto a formas, ciertos comportamiento y protocolos...


lunes, 3 de marzo de 2014

Ruptura: Una opinión

Hoy toca un tema peliagudo. Al menos para mí.
Y quiero que conste que lo expuesto a continuación es una opinión completamente subjetiva.

No se puede mantener la amistad mientras a la sumisa se le esté despertando el sentimiento de sumisión frente al Dominante que la ha sometido o que desea ser sometida por él, siempre que la historia haya tocado a su fin de un modo unilateral y/o una de las partes (o ambas) no esté "serena y tranquila".

Y el porqué es muy sencillo:

Ella inicialmente se entrega por una confianza, una complicidad, y una atracción trabajada y bien cocida por una amistad previa. El sentimiento de sumisión, a niveles muy profundos, y el de amistad se acaban fusionando (que no confundiendo). La explicación es muy sencilla: el Dominante acaba siendo el mejor amigo de la parte sumisa, ya que conoce todos sus anhelos, sus sueños, sus miedos, sus fracasos y sus victorias. Éste le inspira calma y tranquilidad para ser quién ella realmente es. Ella es al 100% su ser más real.

También se puede confundir la entrega con Amor, ¿y lo es?.
Evidentemente que la entrega en sí es un acto de amor, pero no de un amor romántico y pernicioso al que estamos acostumbrados a leer en las novelas románticas, y que han hecho caer en un caos a más de uno/a (reconozco perfectamente haberlo vivido, y es terriblemente angustioso).
Es un gran acto de generosidad, de cariño profundo, de admiración y respeto hacia el Dominante.
El Amor, en el BDSM (lo que se dice "estar enamorado"), creo que es mucho más. Es un progreso de los sentimientos iniciales y elevados estatus no conocidos (por mí, claro). ¿Quizá sea la relación Amo/esclava? Espero poderlo contar más pronto que tarde...

Es por todo esto, que mientras una de las dos partes sienta que su rol se despierta ante la presencia del otro, la amistad creo que no es una vía muy recomendable. ¿Por qué? Muy sencillo: hay que hacer un luto, romper con la historia y los recuerdos (tactos, emociones, confesiones, intensidades), concienciarse de que no va a ser posible ahondar más y llegar a una relación D/s, asimilarlo y seguir adelante, hasta encontrar una nueva motivación.

Quizá lo pueda llegar a volver a ser (amistad), pero durante el período de luto (y, creo, hasta una nueva ilusión) es, si no imposible, sí muy difícil, pues el sentir es el que está en juego.
¿Puede continuar habiendo comunicación? Siempre que denote una frialdad y una distancia muy considerable, puede. Eso dependerá de cada uno y de como se siente.

Y dolerá, y sentirás como casi te desmontas por dentro, pero deja que te invada, llora, coge aire y distancia para poder verlo todo mucho mejor, con más calma y serenidad...

Y los malos momentos, debemos aligerarlos un poco aunque sean con estos pequeños detalles:




sábado, 1 de marzo de 2014

Sin etiqueta





La conclusión a la que he llegado en el post anterior tiene su otra cara. Y es esta:

Pasan las horas, y después del "subidón" por la decisión que has tomado, empiezan a salir a flote todos los sentimientos de los que vas a tener que aprender.

Sobretodo el de la aceptación. Debes aceptar que ninguna de ambas partes lo pudo hacer mejor. Debes aceptar que no lo supiste hacer mejor. También se debe aceptar que lo tenías que intentar con todas tus fuerzas y medios, pues eres así. Por todo ello, ha sido una victoria, en el fondo.

Echarás de menos su voz, su tacto, su presencia en ámbitos de tu vida y casi desde el primer minuto. Pero se debe ser firme. Por tu bien y por su bien.

Cuando te das cuenta de que lo que has sentido se escapa a la razón (y no soportas ponerle etiqueta, so pena de caer en el absurdo romanticismo que ya sabes que no te dirigirá a ninguna meta provechosa), ves que le deseas, de todo corazón, lo mejor.
Y lo sientes tan profundo que poco te importa si te creen, si te han creído o si te creerán. Porque lo expresaste y lo demostraste, hasta que pudiste.

Deseas que su camino de aprendizaje sea bueno y provechoso.
Deseas que la vida no sea cruel con él.
Deseas que le amen sin condiciones y le acepten como es.
Deseas que le cuiden y le den cobijo en sus momentos malos.
Deseas que le acaricien cuando lo necesite.

Y todo esto lo deseas porque nunca has anhelado poseerlo, sino que te poseyera.

Las sumisas también tenemos sentimientos sanos.

No somos faros

Recuerdo la primera ruptura con el primer Dominante con el que tuve un "algo". Duró a penas unos meses y mi reacción fue inmediata y de huida hacia adelante.
Locamente buscaba salidas, entraba a chats y me tiraba largas horas, con tal de reafirmarme y remontar rápido.
Alguna historia más tuve después y reaccioné igual, porque todo el mundo te recomienda hacer "borrón y cuenta nueva", y yo como novata, caía.
Pero llega un momento en que decides frenar. Decides analizar la última aventura has tenido.
En todas las que vivimos, tenemos nuestra parte de responsabilidad, aunque seamos sumisas.
Se le debe devolver su parte si te la ha traspasado (seguramente sin querer, o quizá no), y analizar profundamente la tuya.
Se debe ser firme, muy firme. Nunca se debe ceder en cuanto a los deseos que se poseen.
Una no puede bajar nunca, y bajo ningún concepto (o casi ninguno), la guardia respecto a eso. Por mucho que nos atraiga ese Dominante o nos despierte el sentimiento de sumisión.
Las consecuencias pueden ser terribles y perderse una misma, con tal de adaptarse a una situación, a la persona, y que terminará como la mejor novela romántica estilo Madamme Bovary.
Por muy fuerte que te sientas, por mucho que tus ojos lo vean de un claro casi cristalino, pues crees firmemente que los actos han hablado por sí solos, NO CEDAS.
Sé TÚ y abandona el barco, pues éste no va a un rumbo fijo, y tú sabes donde vas.
Todo ello te puede hacer caer en la tentación de ser el faro, donde el barco se fije y retome su rumbo.
Pero no es nuestra función, pues somos sumisas. Y el otro lo puede interpretar todo esto como artes de manipulación, y más si está completamente "cegado" por las razones que sea. Y puede no estar errado, por mucho que nuestras intenciones estén tremendamente alejadas de ello.
Evitad cualquier circunstancias iniciales en la que el Dom se declare inseguro a cerca de su rumbo, objetivo o sentimientos. Por el bien de ambos pero, y sobretodo, por el bien de una misma.
Sano (física y mentalmente), seguro y consensuado. Primera y única regla a cumplir, sobretodo para y con una misma.
Y si lo tienes que aprender y caer, que sepas que no estás sola mientras lloras, reflexionas y descansas.
Ps: Yo en mi próximo tatoo, seguro que las siglas SSC, caen. ;-)

miércoles, 26 de febrero de 2014

Arte II

Una de las cosas que más me ha fascinado al adentrarme en el BDSM, ha sido el poder sacar a flote y vivir aquella sensibilidad por el Arte que en mi anterior estilo de vida no me era posible. Por vergüenza (pues a mi alrededor me llegaron a tildar de "ñoña", a lo que te cierras y ya no cuentas más, porque no tienes ganas de oír como te juzgan), o por las razones que fueran.

Presento otra pintura que me fascinó durante mi visita al Museo del Prado. Contemplar esta pintura desde mis ojos de sumisa hace que la re-descubra. Como cientos de cosas más...


El jardín de las deícias. El Bosco.

lunes, 24 de febrero de 2014

Mi gran debilidad: Mis adorados vampiros

De vez en cuando, nos miramos atrás, y observamos como a lo largo de nuestro camino ya ha habido señales de hacia donde nos llevaba el sentir.
Hay quién analiza sus relaciones pasadas, hay quién lee BDSM a una edad más temprana, pero hay que somos un poco más lentos.
Pues bien, es mi caso, y ayer me hizo gracia darme cuenta al ver una de mis series preferidas, por las situaciones cómicas que plasman: True Blood.

Soy admiradora al vampirismo desde que ví por primera vez "Drácula, de Bram Stoker", dirijida por Francis Ford Coppola, a lo que luego cayó el libro. Vibraba con la elegancia, el saber estar y el amor profundo que sentía por su amada aquél despiadado Vlad Drakul. Me inspiraba tanta ternura. Evidentemente me "saltaba" la parte macabra de la succión de sangre, a pesar que algo me decía el tema. Algo quedaba dentro.
Pero la culminación fue cuando casi enloquecí con la crónicas vampíricas de Anne Rice que se iniciaban con "Entrevista con el vampiro". Lestat era el perfecto gentleman, sibarita, analítico, controlando a cada minuto sus pulsiones y la de sus compañeros, sus emociones, y a penas dejaba salir la extrema sensibilidad que solo los que hemos leído la saga, conocemos. El juego de la seducción con la que sería su próxima víctima, el control y el análisis de la situación hasta que cayera en sus brazos mortales. Ahí fue cuando encontré sentido a la succión de sangre. 
Ella les alimentaba de vida, de calor, de aquello que sintieron en su día, pero que al paso de los años, incluso siglos, les había hecho olvidar. Les hacía sentir vivos, y en ocasiones, hasta sentían amor y agradecimiento hacia sus víctimas, llegando hasta a dudar de si acababan con su sufrimiento o las convertían en "demonios" como ellos. 
Yo deseaba ser su víctima. Sentirme poseída por ellos, sentirme indefensa y a la vez que fascinada, ante tanta determinación y contundencia en sus actos, deseaba fervientemente entregarme. 
Leyendo a Anne Rice, le encontré sentido a todo lo que me rondaba por la cabeza, y a la mayoría de las cosas que sentía. Pero al ser irreal, se esfumó, devolviéndome a un estadio de letargo del que desperté 18 años después al topar con el BDSM. El resto de la historia, ya la conoceis...





domingo, 23 de febrero de 2014

Celos




Una vez se entra en un camino tan íntimo y profundo como es el de la sumisión, en la mayoría de las ocasiones, nos pensamos que por el mero hecho de aceptarlo, ya tenemos todo el trabajo hecho. Pues no. No es así.
Justo en el momento en que nos adentramos, es cuando REALMENTE empezamos a trabajar sobre nuestros tabúes, nuestros miedos y nuestras inseguridades adquiridas a lo largo de nuestra vida.

Yo fui una de ellas. Cuando me adentré y acepté mi sentimiento de sumisión, pensaba que ya lo tenía todo hecho, y que sería un camino fácil y lleno de rosas (el color de estas florecitas que lo ponga cada uno, a gusto del consumidor).
Pues bueno, os aseguro que no es así. Y no solamente tienes que lidiar con los factores exógenos, como estar muy atenta a los depredadores que te pueden acechar, sino, y sobretodo, debes estar muy atenta a tus pulsiones que en la mayoría de los momentos, vienen de un patrón arrastrado por la etapa vainilla recién abandonada.

Voy a poner un ejemplo muy claro para que se me entienda:

Siempre me he reconocido como una persona celosa, y por mucho que en la etapa vainilla me lo he intentado trabajar, no ha habido maneras.
Ya hace muchas semanas, que tuve un momento "Eureka" en cuanto a la entrega desde la más profunda libertad. Ahí empezó todo.
Charlando con una persona especial, teniendo sueños reveladores, y demás cosas que han hecho analizarme y situarme en este que considero ya como "Mi mundo", se ha ido gestando poco a poco, el momento definitivo de la "iluminación".
Los celos, en cualquier de las formas que se le quieran dar, son una patología, tanto para quién los sufre en primera persona, como para los que les rodean. Te limita la libertad en todos los sentidos de tu vida, pero lo más importante, te impiden avanzar, metamorfosearte y volar.
El sueño que hizo colocarme de sopetón en mi lugar decía así:

"Estaba en una mazmorra, y vi a una muchacha recibiendo azotes por parte del que era mi Amo. Yo llevaba una bandeja plateada, con dos vasos de agua. Me acercaba a él, me sonreía, y mirándome con ternura, complicidad y orgullo de mí, me anunciaba que acababa en unos minutos. Mi reacción fue de sentir una profunda complicidad, confianza, y entrega. Y no solamente hacia mi Amo, sino hacia mi propia naturaleza. Me sentía orgullosa de ser de su propiedad, me sentía orgullosa de mí, de mi entrega, porque al fin, me reconocía libre de aquella atadura que me había impedido ser feliz durante tantísimos años. Y no sentía celos porque mi Amo estuviera iniciando a aquella sumisa, sino todo lo contrario, me sentía cómplice.
Ese sentimiento, me enorgullecía en cientos de aspectos, y sabía que mi Amo, sentía lo mismo que yo.
Sentí que, por fin, había superado mi inseguridad. El BDSM lo había hecho posible."

Analizando este sueño de un modo consciente, tuve, por un momento, un conflicto interior importante, hasta que una voz interna me dijo "Chatina, ésto es BDSM, no es el mundo vainilla. Estás en otra liga...". De golpe, me sentí en mi sitio, que superaba la barrera egocéntrica y temerosa, y de nuevo una paz brutal inundó mi sentir.

¿De qué sirve que temer cuando te entregas a voluntad, y él te cuida y lo valora?
Y en el caso contrario, ¿de qué sirve entregarte a una persona que no valora tu sumisión y tu progreso personal?
Creo que de nada, excepto de no avanzar ni crecer...



viernes, 21 de febrero de 2014

No os avergonzeis de ser quienes sois

Tengo la sensación, que cada vez estoy más en mi lugar a pesar de los baches que aparecen en mi vida. Confieso que siempre me he sentido estando por encima de los morbos sexuales físicos. A mi, siempre me han seducido primero por la mente, y luego, el cuerpo. Y hablo de mi faceta vainilla, pero también en la del BDSM.

Siempre he pensado que el sexo fácil, el morbo de la conquista porque es "complicada" y que representa un "reto", no deja de ser un alimento para el ego de "macho alpha", y además, me ha parecido tedioso, cansino, agotador, porque me ha podido dar pan para hoy, pero me daba más hambre para mañana. 
Y hablo también de aquellas historias fáciles que duran a penas unos meses, y que cuando toca profundizar en algo más, se terminan de forma abrupta y sin sentido.

Seguro que a lo largo de nuestra vida (a todos), nos hemos encontrado con personas que se han asustado de personalidades como la mía: entusiasta, efusiva (dentro de unos límites marcados por el sabes estar, por supuesto), a la vez que impaciente y vehemente, y a la que se le deben explicar los "porqué" de las cosas (sospecho claramente que tengo un lado "babygirl" de dimensiones considerables).



Pues bien, una vez dentro del BDSM, me he pegado muchos tortazos por este motivo. Y voy a decir una cosa: NO ME AVERGONZARÉ DE ELLO.
Forma parte de mi personalidad, de mi manera de expresar mi alegría o mi sentimiento de avance, al igual que mi enfado. Soy un caballo desbocado en muchos aspectos, pero sé que vivir mi sumisión de la mano de un Dominante auténtico y real (no pamplinachos teórico-sexuales y demás especímenes), me hará llegar al punto medio. Será la doma.

Es ahí cuando me refiero que el camino de la sumisión también es un camino de crecimiento personal e intransferible, que debe ser compartido con un Dominante que te comprenda y te acompañe en el vuelo, pero que nunca debe hacerlo por ti.

Buscad o fijaos en ese Dominante que os ayude a pulir, que os ayude a crecer, a metamorfosearos, y que él tenga el mismo anhelo en ello en su propio proceso (aunque tenga experiencia, ese espíritu nunca se pierde), pues el camino de aprendizaje juntos lo intuyo como algo tan rico que me faltan palabras para plasmar esa sensación en el blog.

viernes, 14 de febrero de 2014

100%

Si ayer hablaba de la responsabilidad al 50%, que la sumisa posee en la relación, hoy nombraré el 100% de la responsabilidad para consigo misma y para con su sentir.

Nunca una sumisa debe traicionarse a sí misma, y ante todo, a cerca de su sentir.
El sentimiento de entrega que se siente hacia un Dominante, no es baladí, ni efímero, ni volátil.
Es lo suficientemente fuerte como para que a penas pase por el cerebro y se analice.
Porque lo que se siente en la entrega, no se puede analizar, porque como no tiene fin, te puedes perder en ello, y obviar lo más importante: vivirlo.

Una vez comienzas a andar por la senda de este camino, dejas de analizar los "porqué" a cerca de lo que sientes.
Y de vez en cuando caes de nuevo en el análisis vainillista y pragmático. Y te pierdes, seguramente abducida por un punto de inseguridad que aún habita en ti, y los penamientos se suceden rápidamente y uno tras de otro, sin cesar, cayendo en una barrena cada vez más fuerte, y fuerte, y fuerte.....'STOP'!!!!!
Ahí, debes frenar el desborde de la emoción, respiras y dejas ir. Lo dejas ir todo, lo pensado, lo analizado, lo repetido y vuelves a ti: a tu sentir de sumisa.
Y cuando tu cabeza vuelva a querer analizar, te vuelves a refugiar en el sentimiento de entrega, de admiración, de respeto.

Porque es lo que me salvará de la locura sin sentido.

jueves, 13 de febrero de 2014

50% y 50%

Recuerdo la idea inicial que tenía respecto a la entrega de una sumisa.
Ella se abandonaba completamente en cuerpo, mente y alma, a su Dominante, limitándose a adorarlo. Y durante las 24 horas del día. 
Ella no era responsable de nada, pues el Dominante se hacía cargo absolutamente de todo (de su sentir como persona y Dominante, del sentir de la sumisa como persona y como rol).
Y así viví, o intenté vivir, mi primera aventura en el mundo del BDSM. 
Y salió mal. Francamente mal. Hasta creí morir de amor, cuando en realidad, ni lo sentía.

Pasados bastantes meses desde que aquello acabó, donde yo me sentí perdida y no me encontraba en ninguna parte, ahora ya no veo tan clara aquella visión. Vamos, que la veo especialmente oscura.

Vivia de demasiada teoría fansasiosa. Ahora lo sé.




No deseo vivir una relación D/s de una intensidad sin medida en todo momento, donde los collares se ponen y se quitan sin sentido, ni donde nos desmontamos, desmembramos a una velocidad pasmosa; ni una relación D/s en la que un día me despierte de sopetón y no sepa quién soy, ni como he llegado hasta ahí, notando solo el dolor por las magulladuras emocionales. 

Y una sumisa se pierde (en ciertos momentos) durante la entrega. Y es normal, porque es una pulsión muy fuerte, y ello lo lleva. Aquí quería yo llegar:

A pesar de que, no pensemos en ello por la inercia del instante, debemos marcarnos a fuego que tenemos el 50% de la responsabilidad de dicha relación. Inclusive cuando en los momentos en que la responsabilidad del Dom es mayor, nosotras tenemos que corresponder en la medida que nos sea posible para que la balanza se equilibre, evitando el desgaste prematuro.

En esos momentos, es donde se ve la gran importancia de poder contar con aquello que se ha construido a base de largas charlas, pues él avisará de que no estás en el lugar que te corresponde como persona, y tú deberás volver a colocarte en tu sitio, recuperando tu esencia, la calma, la serenidad, para continuar caminando, aprendiendo.
Y que sea el camino el que nos lleve por donde tenga que llevar. 

Porque ya no moriremos de amor, sino en todo caso, lo viviremos...


martes, 11 de febrero de 2014

Arte







Un paseo por el museo del Prado, me hizo descubrir una maravillosa pintura. 
Terrible dolor el que se plasma en ella y que, por la viveza de sus colores, hace que sea mucho más nítido el sentido de todo ello. Se traspasa el lienzo y que puede comprender el dolor de la escena, pero a su vez el descanso tras la tortura y el sufrimiento. 

La liberación y el duelo.



lunes, 10 de febrero de 2014

De estreno...

Hoy estreno este blog.
El anterior fue fruto de la necesidad de una constante reafirmación, de descubrimientos iniciales, pero este es otra cosa.
Aquí intentaré plasmar, en la medida en la que sienta y pueda, mi evolución respecto a mi doma. Porque sí, porque me tienen que domar, como a toda sumisa.
Porque reconozco un carácter complicado en su profundidad, a pesar de que yo misma lo quiera poner fácil en un inicio. Porque no soy una rebelde de buenas a primeras y que juega, sino más bien es al contrario.

No me fío de muchos de los que me han ofrecido ayuda sin esperar nada a cambio, pues en su profundidad e inconscientemente (o conscientemente) han mostrado otras artes.
Me he sentido manipulada por muchos de los que me han ofrecido ayuda altruista y al final se han acabado desenmascarando, pues no han respetado un camino que solamente yo debo caminar, errando (o no) como cualquiera que aprende a caminar.
Y mi error fue mostrarme, supuestamente, débil.




A todos aquellos que me tendieron su mano de un modo sincero y sin esperar nada a cambio, mis más sentidos respetos y agradecimientos. Mi amistad siempre estará abierta para con ellos/ellas, y los llevo conmigo.

Debo decir que nadie, absolutamente nadie más que el que será mi Amo, puede mostrar mi camino de mi sumisión, en cuanto a práctica física y emocional se refiere.
Así que, por favor, aquí no encontrareis una mujer desesperada por ser domada por "cualquiera". Me reservo, y no hay más que hablar.

Encontrareis en mí a una amiga, una confidente, con la que intercambiar opiniones, gustos, experiencias vividas, pero para nada una mujer desesperada.

GRACIAS por llegar hasta aquí, conmigo...