viernes, 21 de febrero de 2014

No os avergonzeis de ser quienes sois

Tengo la sensación, que cada vez estoy más en mi lugar a pesar de los baches que aparecen en mi vida. Confieso que siempre me he sentido estando por encima de los morbos sexuales físicos. A mi, siempre me han seducido primero por la mente, y luego, el cuerpo. Y hablo de mi faceta vainilla, pero también en la del BDSM.

Siempre he pensado que el sexo fácil, el morbo de la conquista porque es "complicada" y que representa un "reto", no deja de ser un alimento para el ego de "macho alpha", y además, me ha parecido tedioso, cansino, agotador, porque me ha podido dar pan para hoy, pero me daba más hambre para mañana. 
Y hablo también de aquellas historias fáciles que duran a penas unos meses, y que cuando toca profundizar en algo más, se terminan de forma abrupta y sin sentido.

Seguro que a lo largo de nuestra vida (a todos), nos hemos encontrado con personas que se han asustado de personalidades como la mía: entusiasta, efusiva (dentro de unos límites marcados por el sabes estar, por supuesto), a la vez que impaciente y vehemente, y a la que se le deben explicar los "porqué" de las cosas (sospecho claramente que tengo un lado "babygirl" de dimensiones considerables).



Pues bien, una vez dentro del BDSM, me he pegado muchos tortazos por este motivo. Y voy a decir una cosa: NO ME AVERGONZARÉ DE ELLO.
Forma parte de mi personalidad, de mi manera de expresar mi alegría o mi sentimiento de avance, al igual que mi enfado. Soy un caballo desbocado en muchos aspectos, pero sé que vivir mi sumisión de la mano de un Dominante auténtico y real (no pamplinachos teórico-sexuales y demás especímenes), me hará llegar al punto medio. Será la doma.

Es ahí cuando me refiero que el camino de la sumisión también es un camino de crecimiento personal e intransferible, que debe ser compartido con un Dominante que te comprenda y te acompañe en el vuelo, pero que nunca debe hacerlo por ti.

Buscad o fijaos en ese Dominante que os ayude a pulir, que os ayude a crecer, a metamorfosearos, y que él tenga el mismo anhelo en ello en su propio proceso (aunque tenga experiencia, ese espíritu nunca se pierde), pues el camino de aprendizaje juntos lo intuyo como algo tan rico que me faltan palabras para plasmar esa sensación en el blog.

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